El ballet es una herramienta poderosa que potencia una serie de habilidades, permitiendo a nuestros hijos destacar no solo en la escuela, sino también en otras facetas de la vida.
Dedicarse profesionalmente al ballet requiere condiciones físicas excepcionales, disciplina, constancia y, sobre todo, una pasión por la danza que convierte cada esfuerzo en un paso más hacia el logro de esa meta. Sin embargo, aunque no se tenga la intención de dedicarse profesionalmente, la práctica del ballet clásico sigue siendo igualmente inspiradora, con el beneficio añadido de ser una herramienta esencial para el desarrollo y la educación integral de los niños. Cualquier niño o niña puede aprender danza clásica y disfrutar de sus beneficios, independientemente de sus capacidades físicas innatas.
En los últimos años, la danza ha sido identificada por expertos en educación como una disciplina tan importante para nuestros hijos como las matemáticas. En este sentido, las clases de ballet son un claro exponente de los beneficios de la danza en la educación, potenciando habilidades que permiten a los niños triunfar tanto en la escuela como en la vida.
“No enseñamos matemáticas únicamente para crear matemáticos, y no enseñamos a escribir solo para crear la próxima generación de novelistas. Lo mismo aplica en las artes como la danza”. Sir Ken Robinson, educador y escritor.
Los beneficios del ballet infantil en el desarrollo integral de los niños y niñas abarcan múltiples ámbitos: cognitivo, emocional, físico y social.
Creatividad y expresión artística
El ballet permite a los niños expresarse artísticamente y fomenta la creatividad, tan esencial en la educación como leer y escribir. La creatividad está estrechamente ligada a las emociones y muchas veces es un medio para expresarlas.
Autoestima y bienestar emocional
A través de la práctica del ballet, los niños ganan confianza y autoestima. El ballet les proporciona un canal para explorar y expresar sus emociones.
Atención, concentración y memoria
La complejidad de los ejercicios de ballet y su combinación exigen mucha atención, conciencia corporal y memoria. Así, el ballet contribuye a mejorar la atención, concentración y memoria de los niños. Es significativo destacar que muchos estudios científicos reconocen que el ballet ayuda a retrasar enfermedades mentales como el Alzheimer o el Parkinson.
Desarrollo físico: psicomotricidad, postura y elasticidad
El ballet es una disciplina que se distingue por su elegancia, precisión y equilibrio. A nivel físico, contribuye a mejorar la coordinación, el control del cuerpo y a lograr una postura correcta y elegante. Además, mejora la elasticidad, alarga y estiliza los músculos, y potencia el equilibrio y agilidad general. Además el ballet ayuda a que los alumnos adopten una correcta postura para prevenir lesiones y dolores de espalda en su etapa adulta.