La danza clásica es una combinación perfecta entre deporte y arte. Para los adultos que nunca han bailado antes, la práctica habitual del ballet provoca una transformación corporal sorprendente. Los músculos de brazos y piernas se alargan, creando la apariencia de extremidades fuertes pero estilizadas, un efecto que rara vez se logra con ejercicios de gimnasio.
La espalda y los abdominales también se fortalecen, lo que no solo contribuye a una figura esbelta, sino que además corrige problemas posturales y reduce el dolor de espalda y cervicales. La clásica postura del bailarín “endehors” tonifica los glúteos y activa la parte interna de los muslos. En resumen, el ballet es una disciplina que moldea todo el cuerpo. A diferencia de otras actividades deportivas, los beneficios del ballet no se limitan solo a lo físico; también ayuda a desarrollar aptitudes mentales como la memoria corporal, la coordinación y la conciencia espacial. Incluso, estudios recientes han demostrado que la práctica regular de ballet puede retrasar y mejorar enfermedades mentales tan devastadoras como el Alzheimer.
En las clases de ballet par adultos no solo se trabaja el aspecto físico, sino también se exploran los beneficios artísticos del ballet. Uno de los más destacados es el alivio del estrés que se experimenta durante las clases. Esta disciplina exige máxima concentración, lo que permite a los alumnos desconectarse momentáneamente de las preocupaciones diarias mientras se enfocan en ejecutar cada movimiento con precisión. La concentración es esencial, ya que, para realizar correctamente los ejercicios, se debe controlar simultáneamente la posición de las caderas, rodillas, hombros y pies. A medida que el nivel de conocimiento avanza, los ejercicios se vuelven más complejos, aumentando en dificultad, velocidad, intensidad y exigencia técnica.
Después de una clase de ballet los alumnos logran varios beneficios que impactan positivamente en su bienestar: liberan endorfinas propias de un intenso entrenamiento físico; se sociabilizan con otros compañeros, sintiéndose parte de un grupo; superan los desafíos propuestos por el profesor en cada sesión, lo que incrementa su autoestima, y experimentan la satisfacción de haber cumplido con los ejercicios de manera adecuada.
Por último, pero no menos importante, la música que acompaña cada ejercicio actúa como una fuente de inspiración personal, alentando al alumno a interpretar los movimientos con sus propias emociones. Así, la ejecución de ejercicios complejos se convierte en un arte: la danza. Es ese espíritu único que el bailarín aporta a cada ejercicio lo que eleva la práctica de un deporte hasta convertirlo en un arte digno de contemplar.